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domingo, 29 de septiembre de 2013

Autorretrato lingüístico #diadelaslenguas

Hola, somos del I.E.S. ZIZUR B.H.I (NAVARRA). 
Mercedes Ruiz sugirió una actividad que nos pareció muy interesante: elaborar un autorretrato lingüístico. Así que nos pusimos manos a la obra y comenzamos el curso de una manera diferente con el alumnado de Francés (optativa) de 3º E.S.O.: hemos reflexionado sobre la situación de las lenguas en el mundo. 
 Para ello el alumnado ha tenido que investigar el número de lenguas habladas en el mundo, en Europa, en España y en su región, y cuáles eran las más habladas. En un principio pensé que esa parte podríamos relatarla en común, para que no resultara muy repetitiva, pero me di cuenta de que cada uno tenía sus propias reflexiones (aunque similares, pero con algunos matices diferentes) y decidí que cada cual expresara la suya. 
 Para terminar han reflexionado sobre las lenguas habladas en su entorno familiar, es lo que resultó más interesante, ya que descubrieron que en su entorno se hablaban muchas lenguas (familiares en el extranjero, otros por razones laborales) y a algunos les entró el deseo de aprender nuevas lenguas en el futuro. ¡Espero animarles y que se haga realidad! ¡Todos son tan buena gente! 
 También nos ha servido para repasar conceptos aprendidos durante el curso pasado y para aprender a utilizar el ordenador e Internet como medio de comunicación y trabajo colaborativo (configuración de su correo en google y uso del drive para crear un powerpoint en equipo). Esta última tarea ha resultado un poco complicada, ya que hemos tenido que trabajar desde casa y resolver dudas o problemas al día siguiente, y es que en nuestro centro es un poco complicado conseguir un aula de informática si no impartes un área específica sobre el tema y cuando lo consigues los ordenadores están tan obsoletos que se pierde mucho tiempo. Aún así conseguimos que 38 alumnos sobre 49 consiguieran configurar su cuenta de google (que el Departamento de Educación ha proporcionado a toda la comunidad educativa) y elaborase un powerpoint colaborativo a través del drive de google, siguiendo las instrucciones que se daban en clase (insertar foto, mismo tipo de letra,...). ¡Seguro que para la siguiente actividad los otros 11 alumnos ya habrán solucionado los problemas técnicos y ya todos trabajaremos al completo! Es gratificante ver un trabajo hecho por todos. 
 Casi todos han expresado también en un breve párrafo la situación lingüística de su entorno en francés, e incluso un par se ha animado a escribirlo en rumano y en inglés, sin embargo no pudo expresarlo en búlgaro porque no se lo permitía el teclado. 
 En fin, lo conseguimos y aquí tenéis su reflexión:

 

Un retrato lleno de amor lingüístico #diadelaslenguas

Nací bastante al norte del sur, en un lugar, algunos dicen que mágico, dónde a lo largo del tiempo poetas, escritores y trovadores  se han encontrado. Algunos los conoceréis por Mágina o Bétula, y eso os delatará como buenos lectores, pero si lo buscáis en un mapa, quizás lo encontréis como Úbeda.

Crecí en la falsa intuición de que lo que escuchábamos era un acento neutro, mucho más cercano a aquella maravilla descrita en el libro de lengua como “acento castellano” que aquel vergonzante seseo que estaba a sólo 9 kilómetros del que las viejas se mofaban sentadas en sillas de enea. Esta falsa creencia se vio sustentada en la comparación de aquellos, a veces ininteligibles mensajes que articulaban mi familia de un lugar perdido entre la Alpujarra y la playa. Pero poco a poco descubrí que poco neutro era nuestro hablar, lleno de un “ronquio” al pronunciar la jota como un quejío  atávico de una tierra muchas veces maltratada.

Primero por obligación, y no sin pocas lágrimas, empecé a estudiar la lengua de la pérfida Albión. Odiaba el sin sentido de los verbos irregulares y los no menos irregulares phrasal verbs y soñaba el día en el que me librara de aquella tortura. Pero primero se hundió un barco en una película y poco después llegó un chico mago, y un grupo de insectos musicales que habían cambiado la historia y el odio se transformó, como en una buena novela, en un amor. Y es que lo pone en un papel de la universidad: “Filóloga”, enamorada de la lengua. Pero no penséis que este es el final  de la historia, porque quedan subtramas escondidas, pequeños idilios y algún drama, con idiomas reales y algún que otro inventado… porque filóloga seré, pero filóloga curiosa ante todo.


Y no hace mucho cogí, como uno de aquellos poetas del principio del retrato, un tren que iba hacía el norte… pero bastante más al norte que él, y ahora vivo en un lugar que me confirma que no es neutro mi acento, aunque si os sirve de consuelo, el suyo tampoco lo es y dónde hay palabras que son diferentes pero que significan lo mismo. ¡Y quien nos iba a decir que un idioma que es el mismo puede ser tan diferente!

PD: Si no me creéis, pensad que Antonio Muñoz Molina y Joaquín Sabina nacieron en Úbeda, y poetas como Machado y Juan de Yepes  pasearon por sus calles


Precioso autorretrato enviado por
¡Gracias! 

sábado, 28 de septiembre de 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

Un autorretrato lingüístico lleno de sabiduría #diadelaslenguas

Accede, como tantas veces cuando le solicitamos que ponga a volar su pluma, que nos inunde de palabras que emocionan y que encierran la sabiduria de un hombre sabio. Asi es Jose Luis, un sabio que no deja estelas en la mar sino en los Campos de Castilla ¡nada más y nada menos!
Gracias



Autorretrato lingüístico
Soy castellano. Lingüisticamente,  castellano viejo. Genealógicamente no lo creo, puesto que el color morucho de mi piel remite a posibles antepasados mudéjares, de los muchos que vivían en estas tierras aledañas a La Moraña, que no es otra cosa que “tierra de moros”.  
Os digo esto por poneros en situación y por tratar de encontrar una explicación lógica a mi gusto por las palabras que comienzan con al-, como aljibe, alquitara, alacena, alambique, albillo, alcoba algazara, almíbar, almohada, almuerzo (aunque esta es de origen latino), alubias y algunas otras.  Hecha esta apreciación, quiero aclarar ahora eso de que soy castellano viejo en la cosa de la lengua. Lo digo porque aprendí a hablar con los dichos y expresiones del campo, del ambiente rural y agrario, de la gente vieja de los pequeños pueblos de esta Castilla mísera. Además, como hijo de esta tierra, soy leísta, o laísta, o loísta, que no lo sé con certeza, aunque  tampoco puede decirse que tal cosa me quite el sueño. 
Mis antecedentes rurales me pusieron en contacto con una forma de hablar que durante unos años me avergonzó. Ya se sabe, me parecía paleta y anticuada.  Crecí en un idioma  que se sustentaba en el vocabulario de los aperos  y las labores de la tierra y en  los dichos y refranes que mi padre utilizaba para reforzar cada frase.  Aún hoy conservo esa costumbre y me gusta tuitear un refrán todos los días con la etiqueta #refranero. Recuerdo también oírle cantar  canciones que hablaban de oficios perdidos, costumbres o personajes de cada  pueblo:  En Coca vive el tío Pepe, el de la panza pequeña, se puso a comer garbanzos, se comió fanega y media. En Macotera tratantes, de la lana blanca y negra.  A ver si se me ocurre algo para llevarlo también al Twitter….
 En mi casa se llamaban arvejones a los guisantes, albañal al desagüe, zolacha a la azuela,  garrapo al cerdo, bieldo a la horca, bujero al hoyo, faldriquera al monedero;  fardel, costal, mancera, cedazo, romana, garrobas, arnero  eran términos familiares que me alejaban de mis compañeros de clase que se reían de tales palabras porque ellos ya usaban estuches de plexiglás, en lugar de plumieres de madera y tenían en su casa sillones de skay en vez de sillas de espadaña, y usaban loden en lugar de angüarinas y hablaban de gafas Rayban, y llamaban plato al tocadiscos y bafles a los altavoces, mientras yo trataba de integrarme en un lenguaje que me resultaba increíblemente moderno comparado con el que usaban mi abuelo y mis padres.  
 En contraste, y por parecer un mozalbete enterado y culto, comencé a memorizar expresiones latinas del  tipo Quo usque tándem abutere Catilina patientia nostram,  diálogos de personajes de novela y diversos párrafos literarios que memorizaba completos y que me servían para sorprender a esos que me tildaban de pueblerino. ¿Qué se creían? Exhibíanse politiquillos zafios con orejas kilométricas y uñas de gavilán, era una de ellas, (de rabiosa actualidad, ¡ahora que caigo…!), Salamanca, que enhechiza la voluntad de volver a ella a cuantos de la apacibilidad de su vivienda han gustado,  frase versátil y aplicable a cualquier pueblo o ciudad con tal solo cambiar el comienzo y que me permitía quedar bien con todo el mundo, o La razón de la sinrazón que a mi razón se hace de tal manera que mi razón enflaquece que con razón me quejo de la vuestra fermosura, útil en el galanteo y cosas así. El hecho es que esa voluntad de alejarme de mis orígenes lingüísticos me condujo a un mundo de abundantes lecturas, que logró ampliar mi vocabulario y abrirme las entendederas. 
Sin embargo, hay un elemento lingüístico que va adherido “de serie” a cada hablante y que desvela nuestros orígenes geográficos. Es algo de lo que no puedes despegarte nunca, así estudies el español como lengua vehicular, o seas jurista, labrador, ministro, políglota o astronauta. Me refiero al acento. El mío es el propio de la zona en la que me he criado, meseteño y un tanto cantarín y pueblerino por el hecho de que alargo mucho las vocales. Hubo un tiempo en el que traté de disimularlo, pero ahora me gusta. Además, me sirve para despistar al personal sobre mi lugar de origen ya que esa forma de hablar se asemeja a la de los gallegos, o más bien a la de los asturianos. A veces me dicen, ¿eres de Asturias? , -Si. -¿Y de que parte de Asturias?  -Del mismo Asturias.
Pasada la edad de la tontuna, comencé a ver en los autores clásicos algunas de las expresiones que usaba mi abuelo y a darme cuenta de que lo que yo pensaba que eran cosas de paletos, habían sido expresiones cultas en otro tiempo, o tenían por detrás una interesante etimología, o eran palabras en desuso, o arcaísmos que nos aclaraban la evolución de algunas locuciones.  Y que los refranes son píldoras de sabiduría popular, que te ayudan a recordar fechas, tareas, o te hablan del tiempo o de la condición humana, y que Cervantes eligió esa forma de expresión, que ponía constantemente en boca de Sancho, pero también de Don Quijote, para legarnos el habla y el pensamiento de la época.  Y que las canciones tradicionales eran aún un vestigio vivo de la transmisión oral del conocimiento.
Dos depositarios de ilusiones, talentos y emociones Tanto monta, monta tanto
 que son las cosas, ahora me satisface recordar y utilizar palabras que aprendí entonces y que están moribundas por su falta de uso. Digamos que había que estar muy modorro para no haber visto antes que somos depositarios de un acervo cultural que hemos de difundir y conservar. Y es que como me decía mi abuelo, siempre he sido un testarrón, aunque eso era antes, ahora en todo caso soy un obstinado, que es mucho más fino,  ¡ande vas a contimparar….!

jueves, 26 de septiembre de 2013

Presentes: a cativada londinense presentándose ao mundo

Presentes: a cativada londinense presentándose ao mundo Hoxe tamén vos presentamos a parte da cativada que estuda galego en Londres. Neste caso son os dos últimos cursos de Primaria que quixeron presentarse ao mundo dicíndovos como son e como se chaman. Velaí vai este pequeno vídeo:

No Día Europeo das Linguas: a autobiografía (lingüística)

No Día Europeo das Linguas: a autobiografía (lingüística) Cada 26 de setembro é o Día Europeo das Linguas. Este ano temos moito alumnado novo nas aulas de galego de 3ESO en Londres. Daquela pensamos que sería unha boa actividade que se presentansen para o mundo e que amais incluíran as linguas que falan. Veredes que temos unha boa diversidade. 

Un autorretrato lingüístico que va y viene por las lenguas de los libros

Le pido a Tere Plana, la Tere, porque parla en catalán, un autorretrato lingüítico y ella nos va llevando de una lengua aotra, de un autor a otro.


Como, the times are changing, y yo quiero estar libre de toda atadura cuando sea lo del cambio: ¡ya! Se me ha pasado por la cabecita (que es cabezota) hacer un breve alegato (los elogios se los dejo a otros) de la cosa de la lectura.

¡Anda! Mira tú que el blog ande va a ir demanda un “autorretrato”.

Pues mirad por donde ¡Nor! Va a ser que ¡nor! Que estoy con unos pelos que ni salgo.

Hala pues, jóvenes y jóvenas:

A mi izquierda un libro amarillo –Kluge. La azarosa construcción de la mente humana-. Promete, como saben los del marketing que la lectura, como toda comida, entra por los ojos.

A mi derecha, un libro electrónico. Suena grandilocuente, ¿eh? Pues esta vez también va a ser que ¡no! Poco peso, poco precio, poco bulto, lo recuerda todo durante muchos días, semanas y en caso de no abrirlo, meses. Que uno o una puede, incluso, no querer leer.

Decirlo no está bien ¡comportaos! Pero hacedlo, dejad de leer cuando a vuestro lado haya nenes y nenas de cualquier edad a quienes queráis o sin querer –que tampoco hay que querer a todo el mundo- queráis que no vean la lectura como un secuestrador maligno que no suelta su presa bajo condición alguna.



Ahora no se quien era, pero era pintor de los buenos, sería Miró o Picasso. El sí me hizo el retrato, retrato lector y de altera gustos.
Pablo Picasso

Yo no me recuerdo leyendo desde temprana edad, no. Yo me recuerdo jugando con tierra haciendo surcos en medio de la calle –sin asfaltar, of course-, como caminitos para “bolas” –muchos años después supe que eran canicas-, caminos estrechos, poco profundos, con curvas y muy largos (no sabéis –o sí- como cuesta cavar sin pala).

Mujer en azul sentada en un sillón.
Pablo Picassso. 1949.
Colección privada, Nueva York
Pero el caso es que debí leer y debí continuar leyendo y un día, a los 16 años me dejaron un libro: Flush y recuerdo al perro a los pies de la joven enferma, supongo que la joven enferma –que pertenecía a la aristocracia inglesa- leía y yo seguí sus pasos –todos no- y leí lo que afirma Alicia sobre los juegos que no le gustan, lo que nos explica el Principito sobre lo importantes que son las esperas, lo del ojo del Gran Hermano que siempre vigila, supe todo lo que había en un Cajón de sastre, vi a un joven bajo la lluvia seguir los pasos de otro joven de sexo diferente y era una nivola –gente rara había ya y también-.[1]

Recuerdo los tipos de lecturas por los colores de los lomos de los libros. Cuando me tira la melancolía, si leo –que, os recuerdo, no es obligatorio-, son los de los lomos de colores (paso un rato con Jeeves o me voy a la primera agencia de detectives de África, puedo visitar al hermano de Lawrence con sus animales o me voy al British Museum que se hunde, como el resto de los mundos).[2]

Si me siento listilla y quiero fardar, voy a por los negros y allí me espera desde hace más de una década la postmodernidad, el Marina de los náufragos, Onfray y su no Dios y otro autor que me gusta aunque a veces se me escapa. No entiendo su surname y es que algunos, por hacerse los interesantes, son capaces de mantener su apellido, con lo fácil que resulta hacerlo fácil tirando de avatar.[3]

Lo de las entendederas me pasaba también con el cura de todas las religiones, altrament dit: Raimon Pannikar (Raimundo Pániker, originariamente Ramon Pániquer –esto sí que son lots of problems con la identity y no lo de ara amb el dret a decidir-), recuerdo con páni-CO sus Ensayos retroproyectivos, si pudiera gritaría hasta que me oyera por muy lejos que esté: ¡NO ENTIENDO NADA!

A mí lo que me gusta, lo que verdaderamente me gusta es HABLAR, pero para hablar uno debe saber qué quiere decir o, al menos, cómo juntar las palabra para que aunque no signifiquen gran cosa podamos medioexplicar si queremos, lo que queremos, cómo lo queremos, dónde y cuándo lo queramos.

Y es que esto del leer, como casi todo en esta vida, va de querer o no querer.

Bonita frase para acabar, pero no quisiera engañar-OS, jóvenes y jóvenas que pasaréis por aquí quasiempujados:

Esto del leer es, como casi todo en esta vida, cuestión de PODER.

#sesiente



[1] Flush (Virginia Woolf), Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll), El Principito (Antoine de Saint Exupéry), 1984 (George Orwell), Cajón de sastre (Camilo José Cela), Niebla (Miguel de Unamuno),
[2] Jeeves –varios títulos- (P. G. Wodehouse), La caída del Museo Británico (David Lodge), Las lágrimas de la jirafa (Alexandre McCall Smith), Mi família y otros animales (Gerald Russell).

[3] La herida de Spinoza (Vicente Serrano), Ética para naúfragos (José Antonio Marina),Tratado de ateologia (Michel Onfray), En el laberinto de la inteligencia (Hans Magnus Enzensberger)