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jueves, 22 de septiembre de 2016

Mi vida, las lenguas

Me llamo Carmen Moreno Montiel y soy profesora de Lengua Extranjera(Inglés) en el Instituto Las Lagunas de Mijas Costa. En mi experiencia, el aprendizaje y la enseñanza de las lenguas, además de  tener un lugar central en mi vida, están íntimamente ligados a sentimientos, emociones, a la transmisión de un relato.  De la misma manera,  cada momento de iniciación en una lengua lo tengo vinculado a una persona especial en mi vida.

Así, uno de mis primeros recuerdos es ver a mi padre con la cartilla Palau en ristre y dibujándome con sus labios las vocales: la “u” tan cerrada, la “a” tan abierta…No sé si ya sabría hablar, debía ser muy chica, pero él estaba empeñado en enseñarme a leer, lo mismo que, poco después se empeñó en que aprendiera idiomas.  Él había sido uno de aquellos españolitos que tuvieron que marcharse de su país en busca de un futuro mejor,y, en su caso, también con el afán de progresar en su formación. Por eso, se entregó a una inmersión lingüística brutal, primero en Alemania, luego en Inglaterra, y con esas dos lenguas extranjeras y algunos ahorrillos consiguió elevarse un poquito por encima de las humildísimas expectativas profesionales que le hubieran aguardado.  Así que, gracias a él, la cartilla Palau e infinidad de cuentos, primero, los cursos de inglés de libro y cassette después, invadieron los espacios de mi infancia más temprana. 

Más adelante, ya como estudiante del antiguo B.U.P., un profesor, José Ramón Díaz, me haría ver que lengua y literatura siempre combinan bien, lo mismo que lengua y arte, lengua y cine, lengua y gastronomía… Estudiar una lengua extranjera no tenía por qué ser simplemente repetir listas de vocabulario y verbos frasales, la lengua está en todo, somos fundamentalmente palabras y las palabras dan forma a nuestra realidad, no en vano lo primero que se hace con un recién nacido, aún antes de nacer, es buscarle un nombre. Aprender un nuevo idioma también significa aprender una nueva forma de descubrir el mundo, y esa aventura no se acaba nunca.

Por la misma época, una anciana vecina alemana, Caty, que me tomó cariño decidió enseñarme los rudimentos de su lengua materna, el alemán. Nuevamente fue a través de los relatos de su vida, casi legendaria, que cubría casi un siglo de historia y tres continentes, que me enganchó en el estudio de una lengua tan aparentemente difícil y antipática.  Con esto se cierra mi trilogía de las lenguas: español, inglés, alemán, por este orden.


Como llegué a ser profesora de lengua extranjera fue pura casualidad, pero intuía que mi fascinación por las palabras y su magia habrían de serme de utilidad práctica, como así fue.  Y ahí sigo, mi propósito en mi clase es que cada dia descubramos algo nuevo de este universo sorprendente, siempre con el inglés como vehículo de expresión y comunicación. 

Carmen L. Moreno

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